La adicción es una enfermedad reconocida por la OMS pero lamentablemente sigue siendo un estigma que afecta negativamente a los adictos y a su entorno. Esto a menudo dificulta o ralentiza el proceso de búsqueda de ayuda profesional, ya que el adicto a menudo es juzgado como alguien falto de voluntad, egoísta o incluso como una mala persona, como si pudiera decidir dejar de consumir en cualquier momento. La realidad es que cuando un adicto ha desarrollado la enfermedad, no puede controlar su consumo, lo que hace imperativo buscar ayuda profesional con experiencia en el tratamiento de adicciones.
I. Las Bases Fisiológicas de la Adicción
La necesidad de un adicto de continuar consumiendo la sustancia adictiva sin sentirse saciado se debe a un proceso complejo que involucra la química cerebral y la adaptación del cerebro a la presencia constante de la sustancia. Esto se relaciona con la disminución de los receptores dopaminérgicos en el cerebro, un fenómeno clave en la adicción.
1. El sistema de recompensa y la dopamina
El cerebro humano tiene un sistema de recompensa que desempeña un papel crucial en la motivación y la satisfacción. Su función principal es impulsarnos a realizar acciones necesarias para la supervivencia y el bienestar, como comer, beber y reproducirse.
La dopamina es un neurotransmisor esencial en este sistema de recompensa. Cuando experimentamos placer o recompensa, como al disfrutar de una comida deliciosa o una experiencia agradable, el cerebro libera dopamina en áreas clave, como el núcleo accumbens.
2. Consumo de sustancias adictivas
Cuando una persona consume una sustancia adictiva, como el alcohol, las drogas o el azúcar, esta sustancia puede estimular directamente la liberación de grandes cantidades de dopamina en el cerebro.
El aumento de dopamina crea una sensación intensa de euforia y recompensa, lo que lleva a la persona a asociar el consumo de la sustancia con la sensación de bienestar. Esta asociación refuerza la tendencia a consumirla repetidamente.
3. Tolerancia y reducción de receptores
Con el tiempo, el cerebro se adapta a la presencia constante de la sustancia adictiva. Para contrarrestar los efectos abrumadores de la dopamina, el cerebro disminuye la cantidad de receptores de dopamina disponibles en las áreas de recompensa.
Esta disminución de los receptores de dopamina se conoce como «tolerancia». El cerebro se vuelve menos sensible a la dopamina, lo que significa que la misma cantidad de sustancia ya no produce la misma sensación de euforia que solía hacerlo.
4. Búsqueda de satisfacción
Dado que la misma cantidad de sustancia ya no genera la misma sensación de placer, la persona adicta se siente insatisfecha y busca consumir cada vez más para intentar obtener la misma satisfacción que experimentó al principio.
Esta búsqueda de satisfacción se convierte en un ciclo sin fin, ya que la satisfacción se vuelve cada vez más difícil de alcanzar debido a la tolerancia y a la disminución de los receptores de dopamina.
5. Síntomas de abstinencia
Cuando la sustancia se agota en el sistema, el cerebro puede responder con síntomas de abstinencia. Estos síntomas pueden ser tanto físicos como psicológicos y varían según la sustancia y la persona. Pueden incluir ansiedad, depresión, temblores, sudoración, náuseas y otros malestares.
Para aliviar estos síntomas de abstinencia, la persona adicta puede consumir más de la sustancia, lo que refuerza aún más el ciclo de consumo.
6. Repetición del ciclo
Como resultado de estos procesos, la persona adicta entra en un ciclo de consumo continuo en un esfuerzo por satisfacer su necesidad de dopamina y evitar los síntomas de abstinencia. Este ciclo puede ser extremadamente difícil de romper, por no decir imposible, sin ayuda profesional.
Conclusión
En resumen, la adicción se basa en cambios neuroquímicos y neuroadaptativos en el cerebro. La reducción de los receptores de dopamina y la tolerancia a la sustancia son dos de los factores clave que impulsan a la persona adicta a seguir consumiendo en un intento de recuperar la sensación de bienestar inicial. La recuperación de la adicción implica restaurar el equilibrio químico y los sistemas de recompensa en el cerebro, un proceso que requiere ayuda profesional y un enfoque terapéutico integral. La buena noticia es que esto es posible y muchos adictos han logrado recuperarse. Es crucial entender que un adicto es una persona enferma, no una persona débil, y que la recuperación es posible siempre que la persona se someta a un tratamiento adecuado.